Elkin Ramírez, un poeta del rock colombiano
Por: Michael Benítez Ortiz
Poeta no es sólo el que escribe poesía. Hay algo —mucho— más allá. Es paradójico pero el último lugar donde se deben buscar los poetas es en los libros de poesía: es pura coincidencia que uno los encuentre allí. La poesía está en otra parte. En el rock and roll, por ejemplo.
Creo que muchas personas tienen una tendencia necrófila en cuanto a los artistas: gustan más de ellos cuando están muertos. Éste no es el caso.
Hablar de Elkin Ramírez es hablar de Kraken. Hablar de la obra de Elkin Ramírez, como poeta, es hablar de las canciones de Kraken como poemas. Y es que eso son. Ramírez era una persona culta, con múltiples lecturas encima, que se pusieron en evidencia a la hora de componer sus canciones. Siento, por ejemplo, una relación de la canción “Soy real”, del álbum Kraken I, con Platón y su “Alegoría de la caverna”. Sé que “Hijos del sur”, del tercer long play de Kraken, estuvo fuertemente influenciada por Eduardo Galeano y su obra “Las venas abiertas de América Latina”… Y así podría citar algunas de las lecturas de Elkin Ramírez, entre las que se cuentan los autores colombianos Fernando Vallejo y Gonzalo Arango. Pero lo que quiero es hacer una relación Kraken-poesía, no puramente literaria, sino más bien vital.
Disco tras disco Elkin Ramírez, mediante letras profundamente realistas —pero no de un realismo ramplón—, quiero decir con “realistas” que sus liricas siempre cantaron a nuestro contexto, a nuestros problemas cotidianos, y fueron una invitación a enfrentarnos a nosotros mismos. Por eso, cada quien tuvo una experiencia particular con Kraken, muy personal en todo caso. Habrá quien se enamoró escuchándolos, a quienes le mostró el camino del rock and roll como un proyecto de vida trascendente, quienes probaron con ellos lo que era un concierto de rock, etc. Lo que sí puedo decir, con certeza, es que ninguno de los “fanáticos” de Kraken ha quedado impune después de haberlos escuchado; algunos, incluso, hablarán de un “antes” y un “después” de Kraken.
Se nos fue Elkin, cosa además inevitable. Pero queda Kraken, su música, su poesía, que representa un sueño colombiano, latinoamericano… porque desde lo local se alcanza lo global, y el rock and roll siempre será el lenguaje universal por excelencia.
…Creer e imaginar
Que todo lo nuestro no tiene final
Que lo eterno es el sueño
De la realidad…
*Texto publicado previamente en www.las2orillas.co
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