La música no tiene género
Muchas personas alrededor, el sonido de los bafles retumbando en los oídos, huellas de zapatos por cada rincón del Estadio Cincuentenario de Medellín, los organizadores del evento con sus camisetas amarillas, las bandas en el escenario y las mujeres… Mujeres que fueron protagonistas de los 15 años de Altavoz Fest en la ciudad de las flores.
Cada año la ciudad de la eterna primavera celebra un festival que involucra la música en su máximo nivel. Hip hop, reggae, rock, heavy metal, punk y hardcore, son algunos de los géneros que hacen brincar a multitudes de personas, que viajan desde diferentes lugares del país, a pasar un fin de semana inolvidable. 2018 marcó los quince años de este evento celebrado el 10, 11, y 12 de noviembre, más de uno se sumergió, durante setenta y dos horas, en una coreografía de guitarras, bajos y pogos.
Son muchas las cosas de las que se podrían hablar, al referirse a un escenario que brinda el más diverso panorama en lo que a los asistentes se refiere. Sin embargo, fuera de un encasillamiento en ideologías de género, del debate feminista o machista, las mujeres fueron protagonistas de esta edición de Altavoz.
Si bien es cierto, ahora es parte del día a día encontrar como el discurso de la igualdad de género se filtra en el ambiente laboral, nada se compara con ver de frente a una mujer que puede ser mujer en una tarima que no exige un género para destacar el talento, el performance y las habilidades para dominar a un público que supera las miles de personas.
Polikarpa y sus viciosas, Athemesis y Urabá Conexión, son bandas que destacan por su energía, puesta en escena y recepción en el público. Cada una de estas agrupaciones son constituidas en parte por mujeres y es grato encontrar que la sociedad y las tarimas, han ido borrando la brecha que alguna vez existió frente a los géneros musicales y sus intérpretes.
La mujer también puede ser masculina y ruda sin ser “marimacha” como se dice popularmente, las mujeres también pueden tener voces guturales y continuar siendo femeninas, las mujeres también pueden protestar con música en contra de un sistema y no odiar a los hombres. Es así, con estos hechos, que Altavoz Fest deja de ser para nosotras un festival solo de música y pasa a ser un escenario lleno de libertad, en donde quienes asisten, pueden imaginarse un mundo mejor, diferente.
El descubrir que el ser humano es una construcción social, es una premisa que permite que en un escenario como el festival, que hizo temblar la ciudad de la eterna primavera, se una entorno a un hecho en común que borra barreras como las orientaciones sexuales, el género, la religión e incluso la política. Este hecho casi milagroso, se llama música.
CUBRIMIENTO PARA LA REVISTA EL ROLLO Y EL ANZUELO MEDIOS
SOBRE EL AUTOR
Texto:
Nicolé Juliana Cerón Nonato - Maria Jose Cuesta Ospina
Estudiantes de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de Ibagué.
Fotos:
Christian David Acuña Hincapié – Director de fotografía revista El Rollo
Comunicador Social Periodista Universidad del Quindío
Músico, fotógrafo y voleibolista rodillón - “Lo mío es la percusión”
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