Entre Luis Hernán y Piripi
Por: Johan Andrés Rodriguez Lugo
Cada viernes sin falta entre las cinco de la tarde y las siete de la noche, la Universidad del Quindío, y en especial, el bloque de Ciencias Básicas, se convierten en el escenario del colectivo TejeCuentos, el grupo de narración oral y escénica de la Universidad. Este grupo es liderado por Piripi, a quién muchos dentro de la Universidad reconocen como “El mechudo ese que pasa por los salones contando cuentos e invitándonos a los eventos de Bienestar”. No sólo es conocido en la Universidad sino a nivel nacional en cada uno de los espacios designados para la cuentería, la narración oral escénica y el stand up comedy, sí, todos son diferentes.
Piripi también es reconocido en el barrio Quindío donde nació junto a Luis Hernán Arango Gómez, aunque pocos lo tienen presente, la sola presencia de Piripi en escena, desvía la atención de lo cotidiano para adentrarse en un momento de esparcimiento mientras narra diferentes historias que tienen como objetivo, tocar los sentidos y pensamientos del público, lograr que viajen con la imaginación.
-Un día estábamos jugando fútbol y Carlos Churros, un amigo del barrio, fue el primero que dijo que me tenían que decir PIRIPI, ¿por qué? No sé, nunca supe, en todo caso cuando tenía doce años me empezaron a decir así – desde entonces, siempre que llega a un lugar nuevo, ya sea a una presentación, una reunión de trabajo o en cualquier espacio utiliza el guion: “Mucho gusto, soy Luis Hernán Arango Gómez, más conocido por los amigos como Piripi”. Desde ese momento nadie lo llama por su nombre de cédula.
Luis Hernán nació y se creció en el barrio Quindío, hijo de Nidia Gómez y Luis Hernando Arango, inició sus estudios primarios en “la gloriosa escuela del barrio Quindío”, cuando se acabó esta escuela, pasó a la Cámara Junior, luego entró a estudiar al INEM, después estudió en el Rufino Centro, en el Rufino Sur, San Solano, Colegio Nacional y al fin se pudo graduar en el colegio Robledo de Calarcá. Fue, por así decirlo, un nómada estudiantil.
–Hay una historia muy curiosa que me pasó cuando estudiaba en el Colegio Robledo de Calarcá. En esa época estábamos con el tema de la satanización del satanismo, es decir, si uno tenía el nombre de una banda de rock o algo que oliera a eso, entonces era que estábamos dejando entrar al demonio, íbamos por el camino del mal y todo este cuento. Un día llegó el profesor de matemáticas con la supuesta orden de arrancar cualquier hoja de los cuadernos, libretas y demás implementos estudiantiles que tuvieran alguna marca satánica, como el nombre de bandas y demás. Yo no es que haya sido del todo roquerito, más bien soy como crossover, pero un amigo tenía escrito “Ántrax” y claro, el profesor ya tenía la intención de arrancarle la hoja, en ese momento le dije: Profe ¿usted sabe que significa ántrax?, y él me miro y me dijo: por qué, ¿usted sí? Y yo le dije, claro profe es un sinónimo de cuevas o cavernas. El profesor entonces manda a traer un diccionario de la biblioteca, mira, lee, le devuelve el cuaderno al compañero y sigue dando clase como si nada; obviamente después de eso empezó la persecución. Como le digo, el sistema educativo siempre tiende a eso, a eliminar, a sacar el problema y no pensar en otras alternativas.
Para describir a Piripi, dice Leidy Cortés, su esposa, basta con leer a “Juan Candela” un cuento de Onelio Jorge Cardoso en donde se describe:
(…) Era alto, saliente en las cejas espesas, aplanado y largo hacia arriba hasta darse con el pelo oscuro. Tenía los ojos negros y movidos, la boca fácil y la cabeza llena de ríos, de montañas y de hombres... Cuanto Juan empezaba a hablar, uno se ponía bobo escuchándolo. No había pájaro en el monte ni sonido en la guitarra que Juan no se sacara del pecho. Uno se movía, se daba golpes en las piernas espantándose los bichos, pero seguía ahí, con los ojos fijos en la cara de Juan, mientras él se ayudaba con todo el cuerpo y refería con voz distinta de la suya cuando hablaban los otros personajes del cuento (…)
La vida artística de Piripi o mejor dicho Luis Hernán, empieza en esos colegios cuando decide declamar poesía – yo inicie con poesía costumbrista, declamaba poesías de El Indio Rómulo y los textos de autores como Boris Elkin o Julio Flores – en ese momento, cuando ve que lo que hace genera un gran sentimiento entre los profesores y sobre todo las madres, que cada que salía a declamar lloraban de la emoción, decide que su vida tenía que enmarcarse en la palabra y la escena. Entonces entra a ser parte del grupo de teatro “La Loca Compañía”, liderado por Rodrigo Jiménez. Un grupo que ha recorrido gran parte del mundo con su espectáculo de muñecos y que desde hace más de 20 años genera impacto cultural en la región. Un día mientras iniciaban las preparaciones para ir a participar en un Festival Iberoamericano de Teatro en la ciudad de Bogotá, Piripi, que solía sorprender a sus compañeros con sus ocurrencias e imitaciones de personas conocidas, decide declamar una de sus poesías y el director lo alcanza a escuchar – El maestro me propone que pensara en la posibilidad de la cuentería en consideración que en la declamación tenia buen manejo del espacio, de dicción, de expresión corporal y gestual, mejor dicho, todos los elementos que se requerían para la cuentería – Con la inquietud que le generó su maestro, empieza a leer y a buscar diferentes tipos de cuentos. En esa búsqueda se encuentra con “El Fantasma de Canterville” de Oscar Wilde, lo lee, lo analiza y decide montarlo y contárselo solo a sus compañeros. Los días de preparación se terminaron, viajaron a Bogotá para participar del festival y como si el destino lo tuviese escrito, en ese festival se encontraba Francisco Garzón Céspedez, quien es considerado el padre de la cuentería y el promotor de la participación de los cuenteros en los festivales de teatro. Luis Hernán va a escucharlo y queda encantado de la forma en que se hacia el trabajo de la cuentería. Cuando termina el festival decide quedarse en Bogotá para ofrecer diferentes obras del grupo en los colegios de la capital y es en el colegio “Ciudad de Bogotá” que quedaba por el centro comercial el tunal donde ocurre lo inesperado.
-Cuando estaba presentando la obra, llega una profesora muy agitada y me pregunta si yo era el cuentero que estaba presentándome y le dije que no, que yo era teatrero, no cuentero, entonces me dice: Pero se sabe cuentos. Y yo, pues sí, yo cuento cuentos por ahí. Entonces nos fuimos a la cafetería y monté una obra de “la muerte libre”; luego de esto llega otra profesora y me dice que como hacíamos, que necesitaba una presentación para sus niños, entonces volví a decir que sí. Por esos días había leído un cuento que se llama “Que pase el aterrador” y recordé una frase que decía “El mono come chumbimba en tiempo de necesidad” y yo, que ya llevaba 20 días en Bogotá, como iba a desaprovechar cualquier recurso, entonces con esa posibilidad, yo le dije: Listo yo cuento, pero ustedes saben, una donación voluntaria. Luego de aceptar se me ocurre preguntarle a la profesora el número de niños a los que le iba a contar, y la respuesta me deja frío, eran quinientos, y era mi primera vez. Por supuesto no me negué porque de todas formas ya traía un recorrido contando en colegios de Armenia, eso sí, le dije que mejor los dividiera en dos grupos para hacer la presentación más amena. Al otro día a la una de la tarde estaba sentado en un andén preguntándome ¿ahora qué voy a hacer?
A pesar de la duda y la preocupación, la presentación fue un éxito, a tal punto que siguió recorriendo los colegios de Bogotá ofreciendo además de las presentaciones de “La Loca Compañía” su espacio de cuentería. El día del idioma coincidió con su presencia en el colegio “José María Córdoba” lugar de estudios del torero César Rincón y donde estaba programada una presentación con todo el grupo de teatro. Sin embargo, ninguno llegó y él se ofreció a contarle cuentos a mil trescientos niños. Cuando regresa a Armenia, decide que es momento de empezar a trabajarle duro al tema de la cuentería – era consciente de las dificultades de pertenecer a un grupo en tema de ensayos y decisiones, la cuentería definitivamente me brindó las posibilidades de encontrarme solo porque siempre con el grupo eran los problemas de ensayos, que no puedo, que esto y lo otro, en cambio aquí era yo quien tomaba las decisiones y no estaba presto a los intereses de los demás.
El inicio oficial de Luis Hernán como cuentero fue el 12 de mayo de 1993 cuando se presenta en la escuela “Enrique Olaya Herrera” de la ciudad de Armenia. Las presentaciones que realizaba empezaron a gustar y de la misma forma que en Bogotá mediante “el voz a voz”, lo fueron invitando a diferentes escenarios y espacios para que contara sus cuentos – empiezo a recoger de cada sitio una carta de recomendación o un concepto de la presentación para llevar a los demás colegios – su nombre de cédula empieza a desaparecer, otra vez, porque ya todos lo conocían como Piripi el cuentero. Las necesidades de un trabajo más serio, organizado y estructurado hicieron que encontrara su estilo al utilizar diferentes herramientas del teatro y enfocarlas en la cuentería, aunque el orden no sea uno de sus fuertes.
En esa época además de Piripi, había otras personas que estaban incursionando en el tema de la cuentería como Diego Gaspar, Rodrigo Jiménez y Orlando Rivera, los denominados Cuenteros del Bosque. En ese momento nace el Proyecto CREA del Ministerio de Cultura y Piripi gana las rondas iniciales, pasa a la final donde se definirían los seleccionados para ir a representar al departamento en Bogotá. Pero no es seleccionado debido a un inconveniente que tuvo – tres días antes del concurso – me cuenta mientras baja la mirada – había tenido una presentación en un colegio y me tomé como tres roncitos y cuando llegué al colegio, pues estaba, así como media caña, chévere y contar en ese estado salió bien por la calentadita de la voz y eso, entonces fue muy fácil, al punto que a los tres días era el concurso CREA, y yo fui a contar y ese día también me tomé tres, botellas de vino con un amigo. Fue el acto más irresponsable que puede haber cometido en la vida.
Esto impidió que ganara el concurso, los días después fueron de gran preocupación para él pues se sentía muy avergonzado y deprimido por lo que había hecho, sin embargo, con la ayuda de su maestro Rodrigo Jiménez quien le dice algo como que el pasado no vuelve, que lo que quedaba ahora era seguir trabajando y creando cosas nuevas. Piripi aprovecha el contrato que obtuvo por ese entonces La Loca Compañía, para reivindicarse – en esas presentaciones pude narrar, mimar, manejar el audio, los títeres y hacer música en vivo, fue una vaina muy integral que me ayudó a demostrar quién era yo, así como lo decía el cuento “El último viaje del buque fantasma” de Gabo: “Ahora van a ver quién soy yo, se dijo, con su nuevo vozarrón de hombre, muchos años después de que viera por primera vez el trasatlántico inmenso”.
Luego de esta oportunidad, Piripi empieza a trabajar nuevamente en la cuentería, de esta manera estructura su nuevo trabajo con cuentos de tradición oral que recopiló de Euclides Jaramillo. Entre ellos “El encomendado a San José” que es uno de sus cuentos insignia y como dice el, donde lo cuenta siempre queda bien parado. Llegaron nuevas presentaciones, nuevos espacios y todo fue volviendo otra vez a la normalidad. La gente volvía a reconocer a Piripi el cuentero.
Tocando la Puerta/ Adaptación de Luis Hernán Arango
Él fue a buscar a su amada, golpeó la puerta por tres veces y la voz de una mujer preguntó:
- ¿Quién es?
-Y él dijo: Soy yo.
-Y la misma voz contesto: No te abro porque tú no estás.
El hombre partió y al cabo de tres días comprendió el mensaje, regresó nuevamente, golpeó la puerta y la misma voz preguntó:
- ¿Quién es?
- y él dijo: Soy Tú
Y vio como aquella puerta se abría. Lo que quiere decir que, en el amor, ni tu eres tú, ni yo soy yo, porque tú y yo somos uno.
Movimientos en la vida
“Si el ave fénix se levantó de las cenizas nosotros podemos levantarnos de los escombros” (π, 1999).
En el año 1999 Luis Hernán cursaba séptimo semestre de Tecnología Educativa. Fue en ese año, el 25 de enero, cuando un terremoto de 6.2 grados en la escala de Richter sacudió al Quindío y parte de Risaralda, dejando más de mil muertos y cientos de casas destruidas.
-Yo vivía en el barrio Quindío. Ese día estaba en la casa, habíamos estado de fiesta, ese fin de semana precisamente había sido fiesta taurina y pues habíamos resultado enfiestados y digamos así que yo estaba en un “guayabo terciario” a punto que yo me desperté esa mañana de lunes tempranito y me fui para la casa de mi madre a que me consintieran. A la 1:19 p.m. precisamente en un lado, unos estaban viendo Padres e hijos y yo estaba viendo Los Simpson, en el momento cuando Homero dice: “Venga mi muerte”, ahí empezó el movimiento y todo empezó a caerse. Fue una vaina muy impresionante. Empezamos por sacar a los abuelos de la casa, cuando ya los habíamos sacado se escuchó: ¡El niño!, ¡el niño! volteé a mirar y a un niño se le había venido una fachada encima, afortunadamente lo alcanzamos a sacar, luego ¡mi hermanita!, ¡mi hermanita!, pero desafortunadamente por esa señora no se podía hacer nada. Yo con la sangre siempre he tenido cierto nivel de dificultad, porque valga aclarar que si hubiese querido estudiar medicina tenía el puntaje para hacerlo, pero el temor a la sangre no me dejó. Cuando yo veo que ya la señora estaba muerta comprendo que no me podía quedar ahí, yo iba a salvar a los vivos. Logramos rescatar a una señora en una casa de tres pisos que se desplomó, vimos que la señora tenía una pierna atascada y necesitábamos entrar, pero nadie cabía y pues la vida nunca me ha proporcionado mucha carne, entonces el más flaco fue quien tuvo que meterse allá, al final liberamos la señora. Poder sacar esa señora fue una sensación de, eso es indescriptible, sentir que le habíamos salvado la vida a alguien, y luego, luego vino la otra parte cuando ya nos sentamos y ver que empezaron a pasar los muertos, fue muy fuerte – Recuerda mientras las lágrimas van apareciendo.
Luego de la tragedia, el drama de la reconstrucción empezaba, Luis Hernán no salió del barrio en varias semanas. Cuando las ayudas llegaron y en contraposición de aquellos que querían reclamar de más, deciden organizarse y empiezan dividiendo el barrio en sectores, los líderes de cada sector determinaron cuantas familias habían y cuantas personas resultaron afectadas – Por ese entonces Rafael Fernando Parra Cárdenas, que aún no era rector de la Universidad, nos ayudó en el centro de acopio que creamos con el préstamo de una casa que sirvió de consultorio médico a todas las personas del barrio y sus alrededores.
Quizás ese fue el momento en que más organización hubo en el que hacer de Luis Hernán, cuenta además que nadie salía corriendo detrás de esos carros con donaciones, como ocurría en otros sectores, siempre que llegaban los carros con ayudas, los vecinos les decían: ¡Busquen a los cascos amarillos! Y los líderes eran los que recibían esas donaciones para trasladarlas al centro de acopio y en proporción al número de personas que habitaban las casas empezaban a repartirlas – Tengo por decir que nunca antes las despensas de las casas estuvieron tan llenas y nunca lo volverán a estar de la misma manera, porque ocurre que después nos enteramos que cuando la gente iba en la vía, directo a nuestro barrio por la organización que teníamos descuidaron otros sectores, por eso luego de repartir entre nosotros también nos íbamos para otros barrios a ver que necesitaban.
Luis Hernán define lo que vino después como el “Escombro Turismo” una práctica que empezaron a tener los habitantes de Armenia y Colombia en el que visitaban los barrios para ver cómo se estaban cayendo – Fue muy maluco ver los desfiles de gente recorriendo el barrio y mirándonos a todos con esa cara de condolencia, de pesar, que nadie quiere tener encima, entonces se me ocurrió sacar un pincel junto a unas pinturas que tenía y a manera de protesta me dio por escribir “Se habrán podido derrumbar las casas pero no los sueños”, “Si el ave fénix renace de las cenizas nosotros lo haremos de los escombros”. – Todos estos escritos los firmaba con el símbolo “π” haciendo alusión a su emblemático Piripi.
El periódico El Tiempo, realizó una nota de la tragedia nombrando a Luis Hernán “El Poeta de los Escombros”:
“Lo primero que hizo fue organizar a su familia y luego siguió con la cuadra, en la calle 30. El día después de la tragedia, Luis Hernán hundió su pincel en la pintura y se metió en las salas desoladas, sin techo, ni cuadros, sin familia; en las cocinas agrietadas y los corazones partidos. Con la camisa desabotonada y el cabello largo amarrado, por el calor, escribe frases y cultiva flores de vinilo en medio de las grietas. ‘Por verraco que se vea no dejamos la verraquera’ y ‘Jodidos, pero contentos’ son algunas de sus huellas en las paredes”.
A raíz de esto hubo muchas personas que quisieron ayudar de diferentes maneras, como lo describe Nancy Tavares, quién fue directora de cultura en la Universidad del Quindío y jefe de Luis Hernán – Piripi tiene un sentido social muy grande, siempre está presto a ayudar a los demás, no le importa si hay plata o no, siempre está de primero en proponer ideas y maneras infinitas de hacer los trabajos, el sentido artístico lo lleva marcado y por eso muchos lo reconocen como un líder natural. Tiene esa parte humana muy marcada que es muy importante en cualquier persona.
Gracias a la forma en que se lideraron los procesos y además por su vena artística, Piripi fue convocado a participar en el grupo creativo de una radio novela llamada “Los nuevos vecinos” una iniciativa de “Viva la ciudadanía” que luego se llamó OFAC, ahí trabajaba Luz Helena Ramírez, amiga de Piripi. Esta iniciativa buscaba enterar a la ciudadanía por medio de los personajes de la radio novela, de todos los procesos y documentos que se debían tener durante la estancia en los albergues y demás zonas designadas como ayudas comunitarias.
– En el grupo de radio coincidimos varios amigos artistas, estaba Alvarito Perdomo que en paz descanse, gran declamador y cantante de tango. Estaba Carlos Enrique, el director de Montenegro Estéreo, profesor, músico, cantante. Estaba Luchi, teatrera, estaba Fernando que era cantante y como ellos más artistas. Luego pensamos en hacer algo juntos, entonces se diseñaron los shows en vivo. Nos íbamos para los pueblos y en una tarima recreábamos una escena de la radio novela en vivo, luego presentábamos una muestra del arte que cada uno hacía, por supuesto yo ya contaba cuentos. Y era bonito porque no era el contacto desde la radio sino también en la comunidad, entonces fue un momento enriquecedor. También tuvimos un ejercicio muy interesante, radio dramatizamos la pasión de Cristo, desde los 28 municipio que tenían emisoras comunitarias, los radio autores estaban en cada municipio y todos en vivo realizamos el show. Todo fue escrito y dirigido por Uriel Vásquez, que también hacia parte del grupo creativo y ahora es profesor de teatro de la Uniquindio.
-Tener un papá como Luis Hernán, es algo único, él se sale mucho de lo cotidiano, se sale del rol de padre, es una persona muy loca, alegre, muy noble, es alguien muy agradable, sin embargo convivir con Piripi, es complejo porque como nos parecemos tanto chocamos en ocasiones, pero en fin es un momento muy chévere estar con él por toda la imaginación que tiene, las historias que cuenta lo llevan a uno a recordar y al mismo tiempo a reflexionar, no obstante con el afán de hacer tantas cosas al tiempo, deja algunas inconclusas y eso sería como lo único malo – dice Emanuel Arango Daza, uno de sus cuatro hijos quién además le heredó la vena artística y actualmente pertenece al grupo de teatro de la Universidad Gran Colombia donde cursa quinto semestre de derecho.
Los españoles / Adaptación de Luis Hernán Arango
Cuando los españoles llegaron a América, capturaron a Túpac Amaru. Lo llevaron al río y echándole agua sobre su cabeza le dijeron:
-Desde hoy no te llamarás Túpac Amaru, te llamarás Francisco y los viernes no comerás carne, comerás pescado.
Pasaron los días y justamente un día viernes encontraron a Túpac Amaru o mejor dicho Francisco, detrás de un suculento pernil de cordero. Apenas lo vieron lo llamaron y le dijeron:
- ¡Ey! Francisco ¿Qué haces comiendo cordero si hoy es viernes?
A lo que Francisco o mejor dicho Túpac Amaru, respondió:
-Señores yo cogí el cordero, lo llevé al río y echándole agua sobre su cabeza le dije: Desde hoy no te llamaras Cordero, te llamaras pescado.
Por siempre Cuentero
Luego de liderar diferentes proyectos encaminados a la reconstrucción del barrio y la ciudad, Luis Hernán vuelve a la Universidad para concluir su carrera de Tecnología Educativa. Mientras fue estudiante participó y ganó diferentes concursos de cuentería a nivel regional, esto hizo que lo invitaran a diferentes festivales nacionales, como “Unicuento” en Cali, “Galeras Cuenta” de Pasto, “Empalabrate 97” Universidad de los Andes de Bogotá, entre otros espacios en los que ha participado, además, obtuvo el premio a la Excelencia en el Festival Nacional de Cuenteros Universitarios de la UTP 1998, dejando en alto el nombre del Quindío y la Universidad.
-Empecé a hacer nuevos amigos cuenteros en cada festival que me invitaban o participaba, en uno de esos viajes conocí a Jota Villaza y le escuché en la presentación que muchos artistas universitarios se gradúan de profesionales, pero se des gradúan de artistas, entonces eso para mí fue un gran impacto, porque pues yo entro la Universidad cuentero y no quería salir siendo sólo licenciado, así que puse a la cuentería en función de la tecnología educativa.
En el año 2004 termina materias y empieza su práctica profesional que realizó en Bienestar Universitario donde la idea era proponer un movimiento encaminado a la narración oral del departamento, algo que aún no existía. Además de la preparación del Festival de Cuentería y la creación del grupo representativo dentro de la Universidad. – Por esos días ya era rector Rafael Fernando Parra y como él había sido testigo de lo que habíamos logrado en el barrio y todo eso a través de la cuentería y los demás procesos, entonces le pedimos apoyo para el primer Festival Nacional de Cuenteros Universitarios “Había una vez, un Cuento para la Ciudad” para que existiera la posibilidad de traer cuenteros de todo el país a que conocieran los procesos que se llevaban aquí – Desde eso hace 12 años que se viene realizando este festival y ha contado con la participación de diferentes cuenteros a nivel nacional e internacional.
-Fue muy chévere participar en el Festival de Cuentería, yo creo que lo más destacado de Piripi y también lo que lo diferencia de los demás cuenteros es su carácter social, porque mientras a uno lo invitan a diferentes auditorios y teatros, Piripi te invita a espacios no convencionales como cárceles, colegios, hospitales entre otros y es muy destacable – dice Sergio Monares, cuentero y comediante de Cali quién participó en el X Festival y que actualmente hace parte del grupo TejeCuentos.
La comedia, por cierto, no es el fuerte de Piripi, aunque claro, la cuentería usa varios elementos de ella y viceversa. Muchas personas comenten el error, me incluyo, de compararlo a él y a Leidy su esposa, con Carlos Mario Aguirre y Cristina Toro, los integrantes del Águila Descalza, grupo que no tiene los afectos de Piripi – Yo soy de la línea de que las cosas deben llamarse por su nombre, si uno hace teatro es teatro, si uno hace cuentería es cuentería, pero lo que el Águila Descalza hace no se sabe que es, es como un hibrido, eso sí, es muy admirable la capacidad administrativa y todo viéndolo como empresa, pero a nivel estético no me gusta, además que manejan el lengua vulgo y ese chiste flojo que conmigo no va – Me comenta mientras estamos sentados en las afueras del nuevo bloque de Bienestar Institucional, donde se realizan los ensayos del grupo Teje Cuentos al que logró, después de mucho trabajo, volverlo grupo representativo y además que sus integrantes estuvieran becados.
-Los procesos que he realizado dentro de la Universidad, han sido encaminados al fomento de la cuentería como expresión artística que proporcione una reflexión en el público. Como no tuve maestro en cuentería, se podría decir que todo ha sido casi que empíricamente, sin embargo, con el pasar de los años se ha desarrollado un proceso y una guía metodológica. Yo creo que una de las partes importantes por las que he logrado tantas cosas a nivel de cuentería, es porque todo tiene un sello especial que es el amor y que no habría sido posible si no tuviera a mi lado a una persona tan importante en mi vida como ha sido Leidy Cortés, la mamá de mis hijas, me cae muy bien. – Lo dice mientras le manda un beso.
Fuera de la escena, Luis Hernán nunca deja de ser cuentero, siempre tiene la boca dispuesta para soltar cuanta historia se le ocurre o para decir lo que piensa, algo que tiene muy claro es que no se debe tener pelos en la lengua para decir la verdad, sin pasar por impertinente y sin necesidad de utilizar palabras soeces – estar con él, es el tiempo que se me va mientras él es – comenta Leidy mientras me explica cómo es en el hogar junto a sus dos hijas, Luciana que está en grado segundo y además es cantante y Camila que está en transición. – Piri, es un papá amigo, es el papá de los juegos y eso, claro, es muy hermoso y valioso para las niñas, pero es también difícil porque un papá debe hablar, disciplinar y equilibrar todas las cuestiones del hogar, por ejemplo, mientras un papá normal media la relación entre dos hermanos que es normal que peleen, el sale con un chiste o un comentario sarcástico que muchas veces no le queda claro a las niñas lo que quiere decir. Sin embargo, cuando se lo propone también es duro y eso fortalece el carácter de ambas porque nos interesa que ellas sean unas mujeres fuertes, inteligentes, autónomas e independientes, yo creo que esa es una de las formas como le aporta a la educación de ellas. Saliéndonos de Piripi, Luis Hernán tiene todos los colores, él puede ser muy cálido y muy frío a la vez, puede estar presente y ausente en muchas formas. Siempre mantiene a los extremos y vive al límite, es muy abierto, flexible hasta el punto de tornarse laxo.
Cuando le pregunté a diferentes personas cercanas a él sobre qué clase de personaje era Piripi y Luis Hernán, muchos coincidieron en afirmar que Piripi es un alma libre, tanto que Luis Hernán queda designado únicamente a la firma de recibos, compras y todo lo que son cuestiones legales. -Es difícil describir a Piripi como el personaje de un cuento. Más bien es él, el personaje y su vida es el cuento, siempre está en función de la cuentería y eso es bonito, pero como artistas tendemos a dejar de lado la parte administrativa, cada quién tiene su manera de hacer las cosas y es respetable– comenta Carlos Andrés, otro de sus jefes. Muchos describieron a Piripi de esta misma forma, él es un personaje único, no tiene comparación, se parece quizás a Tom Sawyer, por lo ágil en el pensamiento y lo buena persona que es, con sus travesuras y sagacidades que siempre logra salir triunfador de lo que se propone. También es un “Juan Candela” que además de su descripción tiene la palabra por delante y busca siempre llegar a todas las personas de manera directa o improvisada.
-Tiene muchas ideas – comenta Leidy – Cuando está diseñando un proyecto, se lo está imaginando realizado, siempre mira más allá, nunca se detiene en el presente, mantiene pendiente de cómo ayudar, de que ideas nuevas se pueden realizar, de que proyectos apoyar, es muy arriesgado y muy social, yo creo que eso fue lo que me atrajo, la parte social, no le interesa su bienestar sin antes hacer feliz a los demás.
Actualmente Luis Hernán o mejor dicho Piripi, está en función de un nuevo proyecto, un circuito que busca llevar la cuentería de cada región a diferentes ciudades, esto con la ayuda de los demás directores de los espacios a nivel nacional. También trabaja en un nuevo montaje que incluirá todos los aspectos de la cuentería y que saldrá a escena el próximo año.
Quizás muchos no alcancen a conocer a Luis Hernán, pero estoy seguro que la próxima vez que vean a un mechudo contanto cuentos se acordarán que lo más importante en la escena además de provocar risas es hacer soñar, pensar y reflexionar. Termino como lo diría Piripi afirmando que “la cuentería es un viaje por la imaginación a través de la palabra donde se usa como refuerzo la expresión gestual y la expresión corporal”. Por ende, espero que este viaje haya sido muy placentero.
Para el maestro.
SOBRE EL AUTOR
Johan Andrés Rodriguez Lugo
Estudiante de Comunicación Social Periodismo Universidad del Quindío.
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