Escribir, habitar otras fronteras, denunciar violencias, borrar una y mil veces un párrafo, intentarlo, continuar, desistir, insistir. Escribir. Narrar mundos supone una tarea compleja la cual requiere leer kilómetros para escribir centímetros, una perseverancia que recorre un camino de errores, pequeños triunfos, desvelos, lágrimas, esfuerzos. Escribir puede traer como resultado la Vigilia.
Así se titula la obra de Daniella Sánchez Russo, periodista, magister en escritura creativa y doctora en estudios hispánicos, con la cual conversamos para discutir particularmente sobre su proceso de escritura, su viaje como mujer en el mar de la literatura, el escribir como un acto político, la memoria a través de las palabras escritas y quizá, algunos rasgos feministas que atraviesan su obra.
Ser mujer, habitar un cuerpo expuesto a diferentes violencias, incomodar por medio de las palabras, enunciarse, ¿qué significa escribir siendo mujer?
"Esa pregunta siempre tiene un doble filo, y es decir que hay una manifestación especial de la escritura por ser mujer, entonces como que hay una esencia femenina a través de la escritura, y a mí eso me parece complicado; pensar que a cierto tipo de género se le viene mejor o peor la intimidad o la sensibilidad. Había una teoría del siglo XX, que decía que el proceso de Streaming of Consciousness era un proceso inminentemente femenino, a mí eso me parece un poco complicado. Yo preferiría pensar en la situación histórica de lo femenino y del espacio femenino y cómo ha sido acomodado lo femenino dentro de la historia de los últimos dos siglos, hace que sea más propenso que uno se reconozca dentro de esa historia y empiece a reflexionar a partir de los estereotipos de género o de las incomodidades del género, o de las violencias y vulneraciones que se han hecho históricamente a lo femenino. Pero creo que eso no es lo mismo que decir que naturalmente hay una escritura femenina. Pero sí me interesa obviamente lo femenino dentro del contexto histórico que se le ha dado a lo femenino, pensando que lo femenino es una cosa que puede avanzar, revertirse, progresar. Más que un estado es un proceso en movimiento".
Daniella en su libro presenta a una mujer que es trabajadora doméstica, enuncia una serie de situaciones que son atravesadas por esta misma y presenta un Caribe que va en decadencia conforme a las situaciones que suceden en la historia. Hay un ejercicio de estudio con respecto a las trabajadoras domésticas, una memoria que es prevista. ¿Cómo hacer memoria a través de la literatura?
"Yo sí confío en que la literatura puede ser conducto de la historia, es decir, que la literatura va a manifestar ciertos momentos históricos, a veces incluso mejor que la historia, porque puede filtrar emociones, puede hacer que el lector se identifique más rápidamente con situaciones, porque permite la alegoría, la metáfora, etcétera. Permite convertir lo más directo como en procesos de pensamiento. Yo pienso que la literatura hace eso por nosotros.
Por otra parte, Vigilia por ejemplo, no es una historia real, entonces no es un ejercicio de memoria, de hecho a veces creo que es un ejercicio en contra de pensar la memoria como algo súper literal; porque si uno lee Vigilia, hay una narradora que está esculcando sobre su pasado algo que pasó hace veinte, veintidós años, pero su memoria es súper exacta, supuestamente. Supuestamente ella sabe a qué hora se despierta, qué comió ese día, hace veinte años, qué hizo cada uno, cómo eran los gestos, cómo eran las frases. Obviamente eso es imposible dentro de la memoria, entonces para mí, es sobretodo poner sobre la mesa lo ficticio de la memoria como tradicionalmente la conceptualizamos. Como algo lineal, rígido, casi siempre cinematográfico. Entonces más bien la apuesta es como de creación. Siento que tengo estos pedazos de historia de un personaje ficticio que quiero tratar, ¿cómo creo, a partir de su supuesta memoria, literatura?"
A partir de la literatura, también pueden surgir otros procesos que no derivan plenamente de la memoria, sino que en la misma hay espacios para las denuncias. Aquellas palabras que vienen narradas en forma de prosa, contienen un fondo que se abre paso en otro espectro, el político. Así que la literatura concibe otros espacios que no derivan de la ficción o el encuentro de historias entrelazadas, ¿crees que tu escritura puede ser un espacio donde reside la denuncia y lo político?
"No sé si utilizaría la palabra denuncia. Creo que la literatura sí toma posturas políticas, y me interesa es la literatura que toma posturas históricas con respecto a ciertas instituciones, fenómenos. Digamos, la literatura que está ahí solamente para contar una historia, me interesa menos que la que reflexiona acerca de la sociedad, a partir de un proceso creativo. Yo sí me paro desde una postura de reflexión o de un presente muy cercano, un pasado muy cercano, y ojalá pueda seguir haciéndolo de ahora en adelante. Y sí me interesa la literatura cargada de posturas específicas, ideologías específicas, y cuando leo un texto sí estoy viendo la ideología del texto. Sí estoy interesada en la política dentro de la literatura. Política no de hacer política sino de literatura como sustento político".
Si volvemos un poco hacia lo político que nos comentaba Daniella anteriormente, sobre la postura que toma ella en la literatura y la fijación que encuentra en este sustento, en Vigilia encontramos una ideología, una postura, un movimiento que en el pasar de tiempo ha logrado establecerse en ciertas mujeres de distintas partes del mundo. En el libro vemos que hay un recorrido por el feminismo, que trata de narrar de esta postura, una historia de una trabajadora doméstica. ¿Qué significó ese trasegar para escribir Vigilia?
"Yo no creo que haya analizado distintas vertientes feministas para escribir Vigilia. Como yo estaba haciendo una tesis de doctorado al mismo tiempo y en mi tesis yo reviso el servicio doméstico dentro de la literatura latinoamericana del siglo XX, ahí si tenía que usar mucha teoría. Y yo escogí una teoría que se llama teoría de la reproducción social, que es un feminismo marxista, que básicamente dice que el capitalismo de diferentes formas y en diferentes etapas utiliza lo que ha sido pensado como el trabajo femenino, el trabajo de cuidado, para poder subsanar buena parte de sus procesos de acumulación. Básicamente lo que te dice es que siempre van a haber zonas veladas en donde se hace un trabajo gratuito, en el siglo XIX era como la ama de casa, ahora mismo es como la doble jornada o el empleo de una empleada doméstica a bajo costo y lo que esto plantea es que esto siempre va a estar sosteniendo procesos macro, que generan estructura económicas completas.
Entonces creo que de ese feminismo sí tomó mucho Vigilia, indirectamente. Y creo que eso sí fue importante para las posturas políticas que tiene la novela y eso me interesa seguirlo buscando. No sé si desde el trabajo femenino, pero sí me interesa seguir buscando instancias políticas dentro de mi literatura".
Si bien es cierto que Daniella es comunicadora social y periodista, nos preguntamos si la literatura es algo paralelo a su desarrollo profesional o configura algo a parte de su camino como periodista.
"Yo estoy en la academia y acabo de terminar un doctorado en literatura, entonces para mí es como paralelo. De pronto si tuviera dinero asentado en la banca, de pronto solamente estaría escribiendo. Pero obviamente siendo mi caso, la literatura no da sustento suficiente para vivir, entonces paralelamente hago algo que igualmente me apasiona que es dictar clase, escribir artículos académicos y básicamente ser una empleada en una universidad. Estoy bien en el sitio donde estoy. Pero sí para mí, lo más importante es la escritura, aunque sea a veces lo que menos practico porque me toca trabajar. Me ha parecido retante la parte económica para el escritor".
¿Qué tan complicado fue ese proceso de producción y qué significa ahora tener a Vigilia de la manera en la que está hoy?
"Fue difícil. Yo tuve la oportunidad de hacer una maestría de escritura creativa muy temprano, endeudada. Apliqué a Estados Unidos, me endeudé con Colfuturo, y llegué a Estados Unidos como a los veintidós o veintitrés, algo así. Tenía un afán como de escribir y publicar, pero estaba una profesora que es impresionante, una escritora llamada Diamela Eltit, que te volvía mierda sin importar qué, de una manera punitiva a veces, pero yo creo que igual formativa. Puede ser chocante para algunas personas pero a mí me ha servido, a mí me sirve. Yo recibí muchísima crítica y yo creo que eso como que me generó un proceso largo y como que de mucha lectura y de mucho trato y error. Yo creo que la gracia de Vigilia está en que fue una primera novela que me enseñó a escribir".
Daniella aparte de ser periodista y escritora, también es docente, y curiosamente, en este proceso en donde ella aprendió a escribir con la crítica de sus docentes y mediante lo punitivo, quisimos saber, ¿cómo te defines en tu rol docente?
"A veces quisiera ser más como la profesora chilena que tuve, pero no me sale. Soy más bien maternal. Pero cuando salen con estas cosas de que quieren publicar a los dieciocho, pues ya empiezo a tirar a la lógica. Siempre tiendo a la lógica. Cuando enseño literatura me gusta mucho el diálogo, no me gusta revelarles el texto a los estudiantes, sino que me gusta que lo vayamos descubriendo juntos. Siempre trato de que ellos lleguen a la cátedra, haciéndoles preguntas, identificando ciertas partes del texto, preguntando por su propia experiencia personal, si sienten algo con que se identifican dentro de la novela. Y hasta ahora va bien; yo acabo de empezar apenas, empecé este semestre. Entonces vamos a ver cómo sigue. A mí ser profe me fascina".
No sabemos cuál será la próxima idea que llevará Daniella a cabo para el siguiente libro, pero lo que está claro es que todavía hay espera, que faltan autores y autoras para seguir leyendo y que ella prefiere dedicar su tiempo a encontrar fuentes e ideas para tener clara la línea de su próxima novela.
Por ahora la invitación es a que lean su obra, descubran otra orilla de la ficción y que mediante esto, el camino de la lectura sea kilométrico, meticuloso y con paciencia. No es navegar océanos sin detenerse a admirar, se trata de admirar, seguir navegando, encontrar, escribir, una y otra vez. Escribir hasta que después de cien intentos, una página salga bien.